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MANITOU
El Manitou nació para la velocidad, para ganar regatas. Con ese fin encargó el barco su primer dueño al ingeniero naval Olin Stephens. Logró sobradamente su objetivo pero, sin embargo, lo que nadie podía prever es que este precioso velero quedaría para siempre unido a la historia de uno de los personajes más conocidos del siglo XX: John Fitzgerald Kennedy, el malogrado JFK.
Este yawl de 18,8 metros fue construido en 1937 en los astilleros M.M. Davis & Son en Maryland, EE. UU. Fue botado con la intención de competir en la Chicago-Mackinac Race, la cual ganó en tres ocasiones. En 1956, el dueño original, James Lowes, donó el barco a la academia de guardacostas estadounidense. John F. Kennedy, un amante de la vela y futuro presidente, tuvo un vínculo con el barco. JFK se convirtió en presidente en 1961 y buscó un velero elegante, encontrando al Manitou.
Equipado con equipos de comunicación, el barco se convirtió en un refugio para Kennedy durante su presidencia. Tras su trágica muerte, el Manitou se vendió en 1968 y se usó en una escuela de formación. Aunque hubo ofertas millonarias por parte de Aristóteles Onassis, el barco continuó siendo utilizado para la formación de marineros. En 1999, la nieta del dueño original adquirió el Manitou, iniciando su restauración. En 2010, un grupo de armadores completó la restauración y trasladó el barco al Mediterráneo, donde compite en regatas de vela clásica.
